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22 oct 2011

Cinco primeras páginas de la historieta 

Bernardina hacia la tormenta

De Matías Castro (guión) y Daniel González (dibujo)

Abajo se incluyen las fuentes documentales de las que fueron tomadas las escenas


Referencias

Páginas 1 a 5

La larguísima caravana que abandonó la Banda Oriental para seguir a José Gervasio Artigas hasta Argentina encontró, en el punto donde comienza esta historia, una seguidilla de cursos de agua que resumen bien las penurias que atravesaron. En su larga marcha de varios meses hasta llegar al campamento junto al río Ayuí, en Entre Ríos, se toparon con numerosos obstáculos. De todos, el cruce del arroyo Quebracho, luego el Chapicuy, el río Daymán y finalmente el Uruguay, formaron un período particular en el que por varias semanas enfrentaron lo que creo que fue la parte más hostil de la geografía que atravesaron.
Este período parecía un buen punto de inicio para contar la historia de la familia de Bernardina Acosta. María Julia Ardao y Aurora de Castellanos lo resumen en la página 50 de El escenario geográfico del artiguismo y de hecho incluyen episodios que quedan fuera de la historieta por cuestiones de extensión. Entre el 13 y el 14 de noviembre vadearon el Río Negro, el 24 de ese mes pasaron el arroyo San Francisco y luego el río Queguay, el 1 de diciembre acamparon junto al arroyo Quebracho, tres días más tarde cruzaron el Chapicuy y otros tres días después atravesaron el Daymán. Del 10 al 30 de diciembre se dedican a cruzar el río Uruguay, el más ancho de todos.  Siete pasos de agua en menos de un mes es mucho para gente que avanzaba lentamente en carretas, a pie o a caballo, a la intemperie y con pocas provisiones.
Con respecto al nombre del niño, Ezequiel, hay que reconocer que es antojadizo, puesto que no quedó identificado en el padrón del Éxodo que levantó Artigas en diciembre de 1811. Lo mismo ocurre con los que lo acompañan, su hermana Josefina y el esclavo Viriato. En el padrón solo consta que Bernardina Acosta era una mujer que viajaba con sus dos hijos y un esclavo, nada más. Pero había que ponerle nombre a sus hijos y representarlos de algún modo. El nombre de Viriato corresponde el de un caudillo que vivió en el siglo II a.C., quien enfrentó en Lusitania las fuerzas romanas. Debido a que es una figura importante, aunque con ribetes legendarios, para la historia portuguesa, me parecía interesante e irónico usar su nombre para bautizar a un esclavo (bastante autónomo, por cierto) que participó del episodio histórico que movilizó un pueblo entero ante las arremetidas expansionistas de los portugueses.
Elegí La Gallina Ciega como motivo para comenzar la historieta debido a su popularidad como juego de campo. Hay dos documentos que permiten concluir que se jugaba por esos tiempos. Por un lado el libro de Roberto Boutón hace una buena descripción y, cien años después, lo incluye como juego típico y tradicional. Por otro, está la pintura La gallina ciega, de Goya, que aunque se ambienta en un grupo social más acomodado que el de esta historieta, muestra que en 1788 era muy común en España.


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